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Maduro y Lula desafían a Washington en una cumbre marcada por tensiones y ausencias

En la cumbre UE-CELAC celebrada en Santa Marta, Colombia, los presidentes Nicolás Maduro y Luiz Inácio Lula da Silva lanzaron fuertes advertencias sobre lo que consideran una nueva etapa de intervencionismo estadounidense en la región. Desde distintas tribunas, ambos coincidieron en denunciar el avance de la militarización y el deterioro del diálogo político en América Latina y el Caribe.

El llamado de Maduro a la "firmeza" regional ante Washington

Aunque ausente del encuentro, Maduro envió una carta dirigida a los jefes de Estado participantes en la que pidió un “acto de firmeza” frente al resurgimiento de la Doctrina Monroe, la vieja política estadounidense que justificó invasiones e injerencias a lo largo del siglo XIX y XX.

El mandatario venezolano, a través de su canciller Yvan Gil, denunció los recientes ataques militares de Estados Unidos contra supuestas narcolanchas en el Caribe, que han dejado más de 70 muertos y han sido catalogados por organizaciones humanitarias como “ejecuciones extrajudiciales”.

“Cuando actos armados y letales se producen bajo la justificación de la seguridad o la lucha contra el crimen, se transgrede el Derecho Internacional y se atropella la vida humana”, expresó Maduro, quien advirtió que detrás de ese discurso se oculta el propósito de “imponer la vieja Doctrina Monroe y saquear los recursos naturales de la región”.

El presidente venezolano recordó el asedio de Cartagena de Indias en 1815, encabezado por el general español Pablo Morillo, como ejemplo del “violento legado imperial” que, según él, hoy se renueva bajo nuevas formas. “Dos siglos después, las formas del asedio han cambiado, pero no su esencia”, escribió.

Maduro pidió convertir la cumbre en “un acto de firmeza, no un ejercicio ritual”, reclamando la declaración del Caribe como Zona de Paz, una investigación independiente sobre las ejecuciones denunciadas y la creación de mecanismos regionales de defensa colectiva. 

También condenó el bloqueo impuesto a Cuba y la inclusión de la isla en la lista estadounidense de países que patrocinan el terrorismo.

Lula advierte sobre la "balcanización" y el vacío de las cumbres

Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aprovechó la reunión para lamentar que “la amenaza del uso de la fuerza militar se ha vuelto cotidiana” en América Latina y el Caribe.

El líder brasileño criticó los ataques estadounidenses contra las narcolanchas y rechazó que la lucha contra el crimen pueda justificar violaciones de derechos humanos. “Las democracias no combaten el crimen violando las garantías constitucionales. La seguridad es un derecho humano fundamental”, afirmó.

Lula instó a fortalecer la cooperación policial transfronteriza y subrayó que “ningún país puede afrontar este desafío de forma aislada”.

Con tono autocrítico, reconoció la fragmentación ideológica que atraviesa la región: “Nos hemos convertido nuevamente en una región balcanizada y dividida, más preocupada por lo externo que por lo interno. La intolerancia y el extremismo político impiden construir consensos”, lamentó.

El mandatario señaló además la ausencia de varios líderes regionales en la cumbre de Santa Marta, lo que, a su juicio, evidencia el agotamiento del formato. “Vivimos de reunión en reunión, llenas de ideas que nunca pasan de la fase de planificación. Nuestras cumbres se han convertido en un ritual vacío”, concluyó.

Entre denuncias de imperialismo, militarización y división, la cita de Santa Marta dejó en evidencia el pulso ideológico que sigue marcando la política latinoamericana y el complejo equilibrio entre la autonomía regional y la influencia de Washington.

FUENTE: https://www.diariodigital.com.do

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