La guerra es un negocio: mercenarios y empresas privadas desafían la soberanía global
NACIONES UNIDAS.— La guerra ya no se libra únicamente entre ejércitos estatales. Un informe demoledor de las Naciones Unidas, presentado este viernes 7, ha puesto el foco en un fenómeno alarmante: la privatización de la seguridad y los conflictos armados. Expertos en derechos humanos alertaron que el papel creciente y a menudo opaco de los mercenarios y las Empresas Militares y de Seguridad Privadas (EMSP) no solo está desestabilizando regiones enteras, sino que también está socavando la soberanía de los Estados.
El Grupo de Trabajo sobre la utilización de mercenarios, mandatado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, destacó que la figura del "soldado de fortuna" ha evolucionado. Hoy operan bajo complejas estructuras corporativas que les permiten evadir marcos jurídicos y sortear la rendición de cuentas internacional, recoge la agencia IPS.
Jovana Jezdimirovic Ranito, presidenta del Grupo, expresó una profunda preocupación: "Estos actores no solo son reclutados en conflictos armados; su presencia se extiende peligrosamente a tiempos de paz, participando en operaciones antiterroristas, contra el crimen organizado e incluso en misiones humanitarias".
La experta serbia fue tajante al describir su rol: "Los facilitadores y promotores no son meros espectadores; a menudo son iniciadores y perpetradores clave de los conflictos".
El documento, sometido a la Asamblea General de la ONU, subraya que compañías como la rusa Wagner, las estadounidenses DynCorp y Academi (antes Blackwater), la canadiense GardaWorld o la británica G4S, representan la punta de lanza de esta industria global que capitaliza la violencia. Si bien el informe no incluyó una lista exhaustiva de contratistas, el mensaje es claro: la privatización de la fuerza tiene graves consecuencias sistémicas.
Los tres desafíos centrales: soberanía, abusos e impunidad
El análisis del Grupo de Trabajo se centra en las amenazas ineludibles que estos actores representan:
A esto se suma la aparición de "nuevos modelos de negocio preocupantes", donde las EMSP ofrecen servicios híbridos que van más allá de la seguridad, incursionando en la inteligencia, la ciberguerra e incluso la influencia política, a menudo aliándose con élites corruptas para manipular los resultados de los conflictos.
El informe concluye con una severa advertencia: el mundo se enfrenta a una "privatización encubierta de la guerra" que corroe los pilares del derecho internacional humanitario. Por ello, el Grupo de Trabajo pide a los Estados actuar urgentemente.
Instan a fortalecer el marco legal, considerar un nuevo instrumento jurídicamente vinculante para regular las EMSP, garantizar la jurisdicción universal para investigar estos crímenes, y asegurar que todas las víctimas obtengan justicia y reparación.


















































