El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió este domingo su decisión de imponer aranceles a China, México y Canadá, admitiendo que estas medidas "podrían causar algo de dolor". Sin embargo, aseguró que "el precio valdrá la pena" para proteger los intereses económicos y de seguridad de su país. 

Trump también sugirió que Canadá debería convertirse en el "estado 51″ de Estados Unidos, argumentando que sin la ayuda estadounidense, el país norteamericano "no sería viable", reseña Europa Press.

Critica a medios y países por "estafar" a Estados Unidos

En su plataforma Truth Social, Trump criticó al Wall Street Journal y a países como Canadá, México y China, acusándolos de "estafar" a Estados Unidos en términos de comercio, crimen y tráfico de drogas. 

El expresidente afirmó que estos países han permitido el flujo de fentanilo y otras drogas peligrosas a través de las fronteras estadounidenses, lo que justifica, según él, la imposición de aranceles más estrictos.

Canadá como "estado 51″: una propuesta polémica de Trump

Trump aseguró que Canadá "dejaría de existir como país viable" sin el apoyo de Estados Unidos y sugirió que su anexión como el "estado 51″ beneficiaría a ambos países. 

"Tendrían impuestos más bajos, una mejor protección militar y nada de aranceles", declaró. Esta propuesta, aunque poco probable, refleja la visión de Trump de fortalecer la economía estadounidense y reducir su dependencia de otros países.

Trump promete hacer de América "algo grande de nuevo"

El expresidente insistió en que sus políticas arancelarias y de protección comercial están diseñadas para "hacer de América algo grande de nuevo". 

Aunque reconoció que estas medidas podrían causar dificultades económicas a corto plazo, aseguró que los resultados a largo plazo serán "espectaculares". 

Trump también criticó el déficit comercial de Estados Unidos con varios países y abogó por la fabricación nacional para evitar aranceles y fortalecer la economía local.

Balance entre dolor económico y beneficios futuros

Trump concluyó su mensaje preguntándose si sus políticas "van a doler", respondiendo que "quizás sí, o quizás no". Sin embargo, reiteró su confianza en que el sacrificio valdrá la pena para garantizar un futuro más próspero y seguro para Estados Unidos. 

Su discurso refleja una combinación de nacionalismo económico y una visión controvertida de las relaciones internacionales, que sigue generando debate tanto dentro como fuera del país.

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