Rodrigo Paz gana la presidencia de Bolivia en segunda vuelta

LA PAZ, Bolivia. -. El candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) se impuso en la segunda vuelta con el 54,6 % de los votos, dejando atrás al expresidente Jorge Tuto Quiroga, quien obtuvo el 45,4 %. La victoria de Paz marca un giro inesperado en la política boliviana, en un contexto de crisis económica y agotamiento del modelo del Movimiento al Socialismo (MAS).
Con más de 3,3 millones de votos a su favor, Paz logró consolidar una mayoría que sorprendió a los analistas, especialmente tras una primera vuelta en la que ya había desafiado las encuestas. Su discurso, alejado tanto del oficialismo como del conservadurismo tradicional, conectó con una ciudadanía harta de promesas vacías y escándalos de corrupción.
Uy El Tribunal Superior Electoral, a través del Sistema de Recuento Preliminar (Sirepre), confirmó los resultados con casi el 98 % del escrutinio completado. Aunque aún falta el cómputo oficial, la tendencia es clara: Bolivia ha elegido un nuevo rumbo.
Desde Santa Cruz, el vicepresidente electo Edmand Lara celebró los resultados con un mensaje directo: “Se viene una nueva historia, basta de corrupción, basta de injusticia”. Lara anunció medidas urgentes para enfrentar la escasez de combustible, estabilizar los precios de la canasta básica y reactivar la economía. También hizo un llamado a la unidad nacional: “Es tiempo de perdón, es tiempo de reconciliación. Ahora hay que pensar en la patria”.
La elección de Paz no solo representa un cambio de liderazgo, sino también una ruptura con las fórmulas del pasado. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora y sobrino-nieto de Víctor Paz Estenssoro, el nuevo mandatario ha sabido construir una narrativa propia. Su propuesta de “capitalismo para todos” incluye recortes al gasto público, formalización del empleo y reformas constitucionales, pero sin recurrir al Fondo Monetario Internacional, como proponía Quiroga.
Uno de los aspectos más destacados de esta elección es que, por primera vez desde la instauración de la segunda vuelta en 2009, Bolivia ha llegado a esta instancia. El país lo hace en medio de una crisis profunda, marcada por la escasez de hidrocarburos, que incluso obligó a las autoridades electorales a coordinar con las empresas energéticas para garantizar el traslado de las maletas electorales.
La victoria de Paz abre una etapa de incertidumbre, pero también de esperanza. Su promesa de no buscar la reelección y su apuesta por reformas estructurales generan expectativas en una ciudadanía que exige resultados concretos. Bolivia ha hablado en las urnas, y el mensaje es claro: quiere un cambio real, no solo de nombres, sino de modelo.