Candidaturas vicepresidenciales sin ningún impacto político
La escogencia de un candidato vicepresidencial busca crear un efecto político que sume simpatías al titular de la boleta y el partido que lo postula, básicamente para atraer votantes fuera de su entorno.
En procesos electorales desarrollados en las últimas cinco décadas, candidatos y presidentes electos se acompañaron de figuras completamente intrascendentales, que poco aporte hicieron a la causa y sus nombres hasta se desvanecieron en el corto plazo y prácticamente olvidados.
Figuras como los fenecidos expresidentes de República: Salvador Jorge Blanco, Juan Bosch y Jacobo Majluta escogieron compañeros de boletas con poco peso político, que no fueron significativos en las contiendas cruciales que libraron, en momentos en que fueron opciones de poder.
Aquí entran las figuras como Manuel (Manolo) Fernández Mármol, compañero de boleta de Jorge Blanco y el PRD en el 1982; Nicolás Vargas, candidato vicepresidencial de Majluta en 1986; José Francisco Hernández, acompañante de Juan Bosch en el 1990 y Rafael Alburquerque, compañero de Leonel Fernández en el 2004.
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Fue un próspero empresario de Santiago escogido como candidato vicepresidencial de Salvador Jorge Blanco y el PRD, en las elecciones de 1982.
Para la época estaba muy enfermo de cáncer y murió alrededor de cinco meses después de ser electo, el 20 de enero de 1983, convirtiéndose en el vicepresidente en durar menos tiempo en el cargo.
“No se sinceramente que más admirar en don Manolo, si su sentido de la fidelidad a la amistad o su lealtad con la vida partidaria. Todavía me debato en estas dudas. Sin embargo, hay algo que tengo que señalar como una condición sobresaliente en él: el valor con que se enfrentó a los momentos más difíciles de su vida y sobre todo el valor con que se enfrentó a la muerte”, opinó Jorge Blanco tras el fallecimiento Fernández Mármol.
El mandatario gobernó el país por cerca de cuatro años sin vicepresidente.
Hoy día es un real desconocido y aunque no era muy popular para el 1986, surtió poco impacto su escogencia por parte de Jacobo Majluta y el PRD, como candidato presidencia.
Jacobo era el favorito para ganar esa contienda y su compañero de fórmula ideal era José Francisco Peña Gómez, a quien había derrotado en la convención interna por la nominación presidencial y con él se compactar al PRD.
El entonces presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, muy cercano a Peña Gómez en la Internacional Socialista, se esforzó en lograr el binomio Majluta-Peña, pero “El Turco” lo rechazó de plano y llegó a plantear que prefería perder las elecciones antes que ganar con “El Moreno” y sus palabras fueron proféticas.
Es en esa circunstancia que se inclina por Nicolás Vargas, oriundo de Santiago, quien poco aportó y en efecto, perdió las elecciones de Joaquín Balaguer y el Partido Reformista.
Para las elecciones de 1990, Juan Bosch era el candidato a vencer. Sorprendió al escoger como compañero de boleta a José Francisco Hernández y nadie entendió por qué, ni los propios, ni los contrarios, desafiando toda lógica política.
Su escogencia no tuvo impacto y lo que parecía un seguro triunfo de Bosch, fue una derrota, propinada por Balaguer y el PRSC.
Hernández no trascendió como político, salvo a que fue escogido por Jacobo y el disminuido PRI como candidato vicepresidente para las elecciones de 1994. Renunció del PLD y para el 2018 buscaba su incorporación en el partido morado.
Fue escogido candidato vicepresidencial de Leonel Fernández, que era el sólido candidato a ganar las elecciones del 2004 y así ocurrió. Fernández y Alburquerque triunfaron arrolladoramente con el 57% de los votos contra el 33% de Hipólito Mejía y su funesto proyecto reeleccionista.
En ese momento, se perfilaba que Fernández escogiera a Danilo Medina o a un dirigente de su tendencia, pero Fernández sorprendió con Alburquerque, que aunque en el pasado fue cercano colaborador de Juan Bosch, en ese momento no tenía respaldo partidario sólido para ocupar el puesto, ni representaba atracción de voto extrapartidario.